Viviendas Sociales Santa Madrona

Barcelona, España

Informació general

El proyecto de “Santa Madrona” trata de un espacio urbano donde se ubican dos bloques de viviendas de alquiler asequible, en torno a una pequeña plaza pública en el barrio de Gracia de Barcelona. La intervención debía permitir ubicar un equipamiento en planta baja.

Así pues el proyecto tenía el interesante reto de proponer por una parte unas viviendas asequibles con todos los servicios que estos precisan, un espacio urbano íntimamente atado a la vida de las viviendas y un equipamiento que promovía la tan necesaria mezcla y mixtura de usos.

Todo el proyecto ha contemplado, tanto en su ordenación, como en la edificación, un respeto en los recursos empleados a lo largo de su vida útil. En este sentido la sostenibilidad ya se inicia en la colaboración pública-privada que hizo viable la adquisición del solar en concesión, por parte de la “Obra Social La Caixa” y que ha posibilitado la promoción de vivienda asequible.

Situación y emplazamiento

La disposición volumétrica de los edificios configura una plaza en el chaflán, que permite descongestionar la esquina de Travessera de Dalt con la calle Escorial y aportar, en el entorno próximo un espacio de confort urbano en medio de la ciudad. Se contempla en el proyecto que el confort natural debe ser considerado tanto a nivel de ciudad, como a la escala del edificio.

Exteriores

Los bloques de viviendas se han construido con sistemas constructivos industrializados, garantizando unas calidades, unos plazos y un precios, así como promoviendo la producción e innovación de la industria local de una parte, y el control en el consumo de recursos, el reciclaje y su reutilización por otro. Toda la estructura y su envolvente ha sido producida en fábrica y montada en obra. Se trata de una estructura pesada de hormigón con fachadas portantes. Estructura y fachada son solidarias simplificando su ejecución y distribución interior.

Sostenibilidad y economía circular

Las viviendas se han proyectado y construido con parámetros de arquitectura bioclimática, poniendo un primer esfuerzo al reducir la demanda de la energía, seguido por un estudio preciso y dimensionado de sus instalaciones, introduciendo por último, sistemas de producción de energía renovable.
Las viviendas se han cualificado por el Institut Català de l’Energia con una Certificación Energética B, que es la máxima cualificación que se puede obtener, si las condiciones no permiten dotar a los edificios de una alta producción de energía renovable.

Finalmente se le ha incorporado, frente a la sobriedad y compacidad del edificio, color y texturas en la fachada, para permitir singularizar cada vivienda y dotar de una luminosidad e identidad necesaria en el magma de una gran ciudad.