El pasado viernes invitamos a Nacho Peres, agricultor ecológico/biodinámico, encargado de la gestión de los huertos de uno de nuestros proyectos en marcha: el edificio biofílico en la Font del Lleó. Nacho dejó atrás la ingeniería informática para dedicarse al cultivo bajo los valores y preceptos de la agricultura biodinámica.
Nacho nos ilustró acerca de algunos de los eslabones de la agricultura, haciéndonos partícipes de un tema en el que nunca nos habíamos parado a pensar: la importancia de devolverle a la agricultura el valor que tuvo en los comienzos del sedentarismo. Esta “cultura”, a pesar de estar en el origen de la palabra agricultura, ha sido olvidada a causa del desorden sistémico provocado por el mercado de la producción alimentaria. Ese desorden aboca también a un desorden climático del que ya empezamos a ver algunas consecuencias. Cabe señalar, que no se ha de renegar del conocimiento científico, de la tecnología ni de la mecanización. Simplemente no hacer un uso excesivo de este llamado «progreso» en pro de las superproducciones y de la tendencia a la deshumanización en la producción de alimento, ya que eso nos ha llevado al olvido.
El primer eslabón es la semilla. “La semilla es cultura” dijo Nacho, “no tiene sentido almacenar semillas bajo tierra durante décadas; las genéticas vegetales (o semillas) deben coevolucionar desarrollando una «memoria» que las lleve al éxito en su adaptación.
Por otro lado, Nacho habló de que hay que salvaguardar las semillas reliquia, o también llamadas «heirloom seeds”(en el mundo anglosajón ) como un tesoro heredado que durante siglos ha sido guiado, seleccionado y cultivado para llegar a proporcionar un alimento saludable, de temporada y muy diverso según la geografía.
El segundo eslabón es el compost. “Pocos granjeros hacen compost hoy en día”, cuando es una parte esencial de la agricultura. El compost es un proceso metabólico natural que proporciona una fuerza “vital” para un alimento sano. La sustitución de este por otros tipos de fertilizantes de origen mineral está abocada a la sobre mineralización de la tierra y por tanto del alimento.
No dio tiempo a seguir con los eslabones, por lo que queda pendiente para otro futuro intercambio. Quedaría hablar de la generación de los planteles, de cómo trabajar o culturizar la tierra respetando sus ciclos vitales, del cuidado de las plantas (incluyendo las enfermedades y plagas) y finalmente de la cosecha y la logística.
Aprovechamos para hacer algunas de las preguntas que suscitaba esta charla tan interesante. Por ejemplo, si existe la posibilidad de aunar arquitectura y naturaleza al cien por cien, llegando a un equilibrio. Nacho nos comentó que el contacto con la tierra es indispensable. Es por ello que tenemos un gran reto por delante si queremos de verdad buscar este equilibrio. Debemos encontrar soluciones creativas a los retos que nos plantea la sostenibilidad.
– Ana González, arquitecta