La perspectiva de género, en nuestra profesión, está a debate, no solo a nivel particular, sino también en la legislación urbanística y en la edificación.
Con esta preocupación, hemos lanzado entre nuestro equipo, el reto de reflexionar y hacer propuestas en un concurso de viviendas que acabamos de presentar. Las reflexiones han sido intensas, las referencias interesantes.
La posibilidad, desde una mirada femenina, de incidir en la calle, en las zonas comunes de las viviendas y en la propia vivienda, nos obliga a pensar sobre: la conexión que el espacio urbano tiene sobre la planta baja y los accesos, la necesaria fluidez y transición de los espacios comunes públicos y los privados, la flexibilidad espacial y visual de las dependencias en el interior de las viviendas.
La escala humana de referencia, la supresión de jerarquía en los espacios, así como su fluidez y continuidad en el interior y entre el exterior y el interior, en donde –siendo muy concretos- la cocina es un espacio central, no residual, son aspectos que han surgido en las propuestas, “a nadie se le escapa que los cambios sociales, urbanos o tecnológicos se producen a gran velocidad, las normativas vigentes que nos regulan están obsoletas”.