Una infraestructura para la calidad de vida y del trabajo de las personas
El término economía circular es ahora parte del lenguaje común. Cuando se habla de economía circular el primer concepto con el que nos identificamos es el de reciclar. Pero economía circular no solo es esto, no se trata únicamente de residuos. Es cierto que a día de hoy el modelo de economía circular no está completamente definido. Actualmente el 91% de la economía de nuestro planeta sigue un modelo lineal; por consiguiente, muchos sectores todavía están definiendo los matices de este concepto. Para ello, es imprescindible llevar la teoría a la práctica y el Edificio Sócrates es un caso de estudio emblemático que propone un paso claro y representativo hacia una transformación del sector de la construcción hacia un modelo de economía circular.
Considerando una visión más amplia de la economía circular podríamos considerar un edificio como una infraestructura de servicios más que como un objeto. Esta consideración amplía, a su vez, el concepto de modelo de negocio más allá del ciclo de vida de los materiales y recursos; esto nos permite aplicar otros modelos de negocio de economía circular más conocidos en otros sectores: Producto en calidad de servicio (PAAS), Responsabilidad del fabricante extendida a todo el ciclo de vida (EPR) o Compartir en lugar de poseer (SP).
En el edificio Sócrates el modelo de economía circular se extiende a todo el ciclo de vida del edificio, poniendo en valor cada etapa dentro de un modelo de negocio distinto.
La parte más influyente del impacto ambiental y económico a lo largo de todo el ciclo de vida, en el caso del edificio Sócrates, se centra en la fase de uso, en línea con un patrón ya bastante recurrente en edificios de este tipo. Entender esto parece clave para centrar los esfuerzos hacia un edificio que responda directamente a las exigencias de las personas y más especificadamente en su calidad de vida, salud y confort
Como en casi todos los procesos de economía circular, la fase más determinante es el proyecto, donde se estructura la estrategia de circularidad en todos sus componentes y sistemas, para que sea viable a nivel técnico y económico a lo largo de todo el ciclo de vida. Un papel fundamental en la fase de proyecto del edificio Sócrates ha sido la incorporación de herramientas de cuantificación de aquellos indicadores que han permitido materializar muchos aspectos teóricos en la práctica.
Los resultados más destacados de la aplicación de esta metodología al proyecto son:
1) La certificación LEED GOLD;
2) Un Edificio NZEB diseñado con la metodología de la simulación energética dinámica;
3) Un edificio de mínimo impacto en la salud y el medioambiente en todo el ciclo de vida.
1.- Certificación LEED GOLD
El edificio Sócrates ha sido diseñado desde el principio siguiendo los criterios de la arquitectura bioclimática y de reducción de impacto ambiental. Es importante tener presente que la certificación LEED ha sido utilizada como herramienta de desarrollo y control de los parámetros de sostenibilidad más que como una simple aplicación de criterios y requisitos con la única finalidad de obtener un sello. La certificación LEED ha permitido ofrecer un protocolo de control y ajuste, sobre todo en fase de obra, de aquellos parámetros de sostenibilidad ya presentes de forma transversal en el proyecto.
La medida más significativa ha sido la presencia del espacio abierto público y áreas verdes dentro del mismo edificio. La vegetación es totalmente autóctona o adaptada y el edificio consigue recuperar casi la totalidad del agua de lluvia necesaria para el riego. Esto se concreta con un ahorro del consumo de agua total superior al 50%.
Otro aspecto a destacar es la obtención de la totalidad de la puntuación en el crédito LEED de consumo energético (18/18pt) proyectando el edificio hacia un sello LEED GOLD, (todavía en fase de tramitación).
2.- Un Edificio NZEB diseñado con la metodología de la simulación energética dinámica
El proyecto se ha acompañado desde el principio con herramientas de simulación energética dinámica. Este aspecto ha permitido desarrollar el edificio hacia un objetivo muy ambicioso: el edificio de consumo cero (NZEB).
El edificio Sócrates alcanza unas prestaciones ejemplares gracias a un diseño equilibrado enfocado principalmente en aprovechar las estrategias bioclimáticas pasivas, soportadas por un sistema de bomba de calor geotérmica, que abastece el 80% del consumo de clima, y por un sistema de producción fotovoltaica, que cubre hasta un 35% del consumo eléctrico.
La relación entre confort y bajo consumo es directa ya que se consiguen niveles ejemplares de confort sobre todo gracias a la ventilación natural que reduce al mínimo la necesidad de refrigeración de forma natural. Además esta estrategia potencia la renovación de aire generando unos espacios altamente saludables.
El edificio alcanza el balance cero en el consumo de calefacción y refrigeración, mientras que supera el estándar nZEB para oficinas de casi un 50% basándose en las definiciones del CTE2019 (considerando clima + iluminación) recién aprobado, con un consumo estimado de alrededor de 50 kWh/m2 año de energía primaria.
3.- Un edificio de mínimo impacto en la salud y el medioambiente en todo el ciclo de vida.
El edificio Sócrates es un ejemplo de una nueva tipología de edificio de oficina donde se pone en valor la calidad de vida del trabajador fomentando aspectos claves como la salud y el confort. La fuerte conexión con la naturaleza y el espacio exterior fortalece aspectos clave a día de hoy en las políticas de empresa como la productividad en el trabajo, la atracción y retención del talento y el networking entre empresas; además de conferir una carga muy representativa de cara al público. Esto es evidente si pensamos que el valor de una empresa se ubica por un 70-80% en el capital humano, por lo tanto todos aquellos aspectos que son mirados en mejorar la calidad de vida de los trabajadores se traducen en un retorno económico directo.
En términos estrictamente económicos todos estos factores asociados con la calidad del servicio son determinantes en generar más valor inmobiliario y fortalecer un modelo económico que, por un lado necesita menos recursos y, por el otro, es capaz de generar más valor durante su vida útil. Actualmente un edificio que responde a estas características tiene un incremento medio del 10% del valor inmobiliario comparado con un edificio estándar; por otro lado se conoce, que la rentabilidad puede aumentar hasta un 31%, basándonos en los recientes estudios de mercado.
Siempre en términos de valor añadido relacionado con la salud y el bienestar de los ocupantes, es importante destacar cómo una envolvente bien aislada combinada con un elevado nivel de ventilación natural permite que el espacio consiga un elevado nivel de confort y salud, conservándose a lo largo de toda la vida útil del edificio, incluso en futuras variaciones de ordenación de los espacios. Si solo nos centramos en la calidad del aire interior, un edificio saludable como el Sócrates mejora en un 11% la media de la productividad de los empleados.
El edificio Sócrates representa un paso muy claro y pionero hacia una economía circular del sector de la construcción. La importancia de la fase de uso en términos económicos y por lo tanto en términos de economía circular parece evidente.
Sería importante que todo el sector de la construcción sea receptivo a estos cambios para que la transición hacia unas ciudades más sostenibles y más saludables se base en modelos económicos productivos y no en una acción únicamente ambientalista que hasta ahora no ha sido suficiente para desencadenar este cambio.
Mauro Manca