Arquitectos: Felipe Pich-Aguilera Baurier y Teresa Batlle Pagés. Jefes de grupo: Ángel Sendarrubias, Pau Casaldàliga. Jefes de proyecto: Margherita Aricó. Dirección de obra: Felipe Pich-Aguilera, Joan Maria Freixes.
El proyecto para el centro comunitario de san Bernabé propone un Edificio-Calle, que ensaye y transmita los valores cívicos inherentes a la estructura urbana del propio barrio. De este modo, los usos específicos del programa funcional se ubican en volúmenes disgregados, dispuestos a lo largo de una directriz, configurando así una calle que funciona como tal y que es realmente el corazón del proyecto.
Ese Edificio-Calle se concibe como un marco para la relación y la expresión de los individuos y la comunidad, de tal modo que tomará fuerza a medida que los ciudadanos lo vayan descubriendo y viviendo libremente. A su vez, sus trazas procuran enlazar con la trama de calles del barrio existente, prolongando así sus recorridos más habituales y dando prioridad al transeúnte frente al tráfico rodado. Esa calle interior vertebra los cuerpos edificados que albergan el programa funcional del centro comunitario y responde a una visión urbana en su conjunto, en este sentido su recorrido queda pautado por tres espacios de cierta amplitud que podríamos llamar plazas, vinculada cada una de ellas a una actividad colindante.
Por otro lado, el conjunto del proyecto ha sido pensado como una infraestructura bioclimática que trate de obtener sus niveles de confort combinando los recursos naturales locales, tanto climáticos como materiales, dejando la contribución de la maquinaria convencional como una dotación complementaria tan sólo para atender las puntas térmicas más extremas a lo largo del año.
El proyecto prevé una dotación para la producción de energía renovable, integrada en la arquitectura a partir del sistema de “jácenas solares” que conforman los umbráculos de las plazas.
Más allá del ámbito del centro comunitario propiamente dicho, el proyecto trata de reflexionar de un modo abierto sobre sus límites en tiempo y espacio, tal como conviene a una estructura urbana.
Por último, cabe decir que la arquitectura del Centro Comunitario de san Bernabé explora una apariencia que sea capaz de transmitir la dignidad del compromiso cívico que el propio edificio representa a la vez que su presencia en medio de la ciudad debería contribuir a la difusión de los valores que lo impulsan.